jueves, 13 de septiembre de 2007


Este es un panorama de aquellas micros nuevas a las que les teníamos fe en enero y que hoy queremos olvidar todos los días cuando llegamos a nuestros hogares. Arriba de una de ellas, va siempre manejando Don Enrique Andrade, un chofer de Transantiago de la empresa “Express stgo 1” y de las antiguas micros amarillas. Hace veinticinco años que se dedica al oficio y no es de esos que te gritan; sus temores, rabias y felicidades las descarga en un pedazo de hoja. Este es un personaje urbano que se dedica a la poesía.

En su recorrido en la 404 que va hacia Maipú por la Alameda, el se veía muy paciente: “Yo empecé a escribir a los 16 años cuando me enamoré la primera vez” dice él entre risas. Escribe sobre los seres humanos en general. Aprendió a escribir a lo bruto y que cada vez aprende más técnicas de redacción. Dejo de escribir durante diez años porque una vez tomo un libro de metica de versos y se dio cuenta que lo que escribía, gramáticamente, estaba mal.
El cree que el Transantiago como idea es buena pero que ha fallado porque los usuarios se han puesto muy cómodos: “Un amigo mío que vive en Canadá, veía las noticias de Chile y me decía por el chat, como es que la señora se queja porque llueve si aquí hasta cae nieve y nadie se queja, en todas partes llueve, en todas partes se hacen colas, solo que en Canadá si tienen horarios de salida y llegada los buses”. Don Enrique cuenta que todos los días lo insultan los pasajeros, y que hay que tener cuero para aguantar eso.

Cuenta que el no puede llegar a su casa a escribir después de un día de trabajo. Necesita unos tres días para limpiarse de la tención, cocinar… “Ahora con el Transantiago nosotros somos la cara representante, la gente no tiene con quien desquitarse, quiebra vidrios, rompe asientos. Cualquier cosa que pase, lo critican a uno. No creo que la mayoría de la gente sea mal educada. Es que generalizan gracias a la polémica que ha tenido esto. Para que haya una pelea debe haber dos, y yo…….. Nunca engancho” cuenta serenamente mientras maneja la micro.

Aproveche para preguntarle que era esa máquina que parece un mini computador que tienen al lado del volante, el me conto que es para comunicarse con la torre de control. No funciona. En ella el conductor debe indicar el numero de recorrido que se le asigna y si viene de vuelta o no. Estas solo empezaran a usarse cuando se pague cada vez que uno suba: ““ El peor error de esto es que los primeros días permitieron andar gratis. La gente se acostumbro, hacia lo que quería, suponían que todo era gratis, así que por eso llegan y se suben por atrás sin pagar”. No obstante Hay unas personas que cuidan las puertas traseras y no usan uniforme. A ellos les pagan las AFT (administrador financiero del transantiago) Lo encontré muy raro, ya que jamás me había fijado que existían y tenían pinta de sapos.

Don Enrique participó en un concurso de Antología del instituto Latino Americano de Cultura y fue uno de los elegidos para publicar una de sus poesías con la editorial Aries el 16 de noviembre. Viajará a Buenos Aires a recibir su galvano. Si gana la antología, 3000 ejemplares serán distribuidos con su obra completa y todo esto será gracias a la ayuda de la empresa del transporte público para la cual trabaja. El éxito ha sido tal que incluso le han propuesto musicalizar una de sus poesías que es con la que fue elegido para la Antología, esta se titula: “Que nos han hecho en Bagdad”. Él se encuentra escribiendo una novela, y comenta que aun la idea de publicarlo es poco madura y que le falta por avanzar todavía en ella.
Don Enrique posee varios estudios en temas relacionados con primeros auxilios, conducción a la defensiva por ejemplo y también tiene dos títulos: es técnico en abastecimiento e control de stock y electricista automotriz. Entonces me preguntaba porque seguía de chofer si podía tener un trabajo más tranquilo y me contaba que trabajo para un taller de la empresa de la micros amarillas de antes pero al tercer mes se aburrió: “Le dije a mi jefe: ¿Sabe qué? Quiero volver a la calle, todos los días vemos algo diferente, experiencias nuevas, algo que contar” y ya se había aburrido de ver a la misma gente de siempre: “Sí, uno mira a la gente, pero yo miro a las personas”.

Cree que la gente se va acostumbrar a cómo funciona ahora el transporte público:“Faltan buses y gente sepa que pasa como funciona la gente en la calle y en las torres de control. Por ejemplo yo venia lleno, reventado de gente hasta el fondo hace un rato, y ahora pasamos cinco micros al mismo tiempo, venimos todos tranquilos desocupados. Falta flota y personas que conozcan la pega de la calle. A nosotros que somos viejos y ya nos movemos, nunca nos preguntaron nada de cómo mejorar esto. Los creadores de este sistema nunca han andado en las calles”. En aquella micro realmente vacía, con Don Enrique que de verdad fue muy atento y simpático al responder mis preguntas, decidí dejar hasta ahí la entrevista y seguir el viaje con él ida y vuelta y seguir escuchando sus tantas anécdotas y voladas que hicieron que mi recorrido fuera muy tranquilo y pintoresco en un martes a las ocho de la noche.

Si usted quiere conocer la poesia de Enrique Andrade, entre a: www.paginadeloscuentos.net y busquelo por "SantosTobar".

martes, 4 de septiembre de 2007