domingo, 19 de agosto de 2007

un nuevo relato de Transantiago

Jueves 16 de agosto, 2007:
A las 12:10,mientras atravesabá por debajo la Alameda en el metro Los Héroes,unos guardias de ese medio de transporte corrían en desorden, y la gente miraba a todas partes, se decía que una mujer de unos 50 años se habría suicidado tirándose a los rieles del metro que corría en dirección Escuela Militar.
Carabineros llegó de inmediato al lugar. Empezaron a evacuar a todo el público. Existía entre algunos de los pasajeros que iban en el metro una atmósfera de pánico: “Veníamos en el tren, la conductora frenó, pegó un grito y de pronto nos enteramos que era una mujer que se había tirado”. Algunos decían que parecía ser un hombre.
Una mujer embarazada recibía ayuda de parte de personal del metro. Lloraba y también tiritaba. Le pregunté qué le había pasado y ella simplemente me miraba, pálida,balbuseando me dijó: “Estoy impactada... ¡Y es una mujer!”.
Mientras íbamos saliendo de la estación, un guardia del metro nos daba a todos un boleto de metro que decía: “Boleto de evacuación”.
Pregunté al personal de metro hasta que hora estaría cerrado, y me dijeron que durante tres horas. La gente mientras tanto, hablaba de lo ocurrido y se preguntaban si sería un hombre o una mujer que se mató, a pesar de que no sabíamos aún si era un suicidio o alguien que cayó simplemente.
Eran las 12:35 y no había rastro de ninguna ambulancia todavía.
La Alameda se veía repleta de gente tratando de tomar micro. De pronto, había unos diez comerciantes ambulantes que corrían de un lado a otro, entre la calle Ejército y Alameda.
Vi llegar al Samu, que conversaba con carabineros. Estuvieron unos quince minutos y luego se fueron. Le pregunté a Carabineros si era o no una mujer, ellos me dijeron que sí. Era una señora de unos 50 años aproximadamente según quienes trabajan en el metro.
A las 13:28, el metro ya estaba abierto nuevamente y el tránsito peatonal en la Alameda también se regularizaba.
A las 13:43 el cadáver ya había sido retirado del metro… Y ya con esto les perdí el rastro a los policias y a quien sea que haya sacado el cadáver. Entonces, compré un boleto de metro y bajé en dirección Escuela Militar y me paré justo donde yo había visto ropa tirada mientras nos evacuaban.
Don Víctor (quien no quiso darme su apellido) que trabaja en el metro como asistente al cliente me contó que sus compañeras se encontraban recibiendo asistencia sicológica:
“La señora parece que se resbaló, porque cuando la gente cruza la línea amarilla como que pierde el equilibrio. Se electrocutó con los rieles del tren. Este justo venia llegando y… ¡Pam!… La chocó dejando restos de su cuerpo esparcidos por todas partes. La gente del metro más que nada se preocupó en limpiar el lugar lo antes posible, pa’ que no quedaran restos de sangre ni de piel y órganos y pa' que la gente no se espante, imagínese usted todos los pedazos de cuerpo que salieron volando po’ y mis compañeros tuvieron que sacarlo todo, mas encima buscar que no faltara un dedo, una pierna…”. Para este procedimiento, él me contó que se pone una grúa junto al vagón, incluso antes de que se mueva el cuerpo. Después de este relato que él me dio, justo enfrente de donde ella había muerto y que ahora aparecía marcado por una gran mancha de aceite, decidí dejarlo hasta ahí, tomar el metro y partir.
Eran las 13:54.

1 comentario:

Alfredo Sepúlveda dijo...

Si bien es una historia, tiene un registro muy personal. “Esto me pasó a mí”, y se acaba. Al final queda cierto esbozo de una posibilidad de que la señora se hubiera caído porque el metro está atochado, pero la autora no da luces sobre esto. No sabemos ni el nombre de la mujer y el único entrevistado no le da el apellido.